El Spicy, Taberna Oriental (así se describen), es uno de esos lugares que te atrapan con la vista y después el paladar. Asentado en el barrio de Sant Antoni (centro de Barcelona). Este restaurante asiático hará las delicias de todos aquellos que quieran volver a degustar o probar por vez primera el Street Food más identitario de Asia. Tailandia, India, Japón, Korea,… lo mejor de la comida callejera asiática, es lo que se puede encontrar en su carta, sin duda todo una fusión gastronómica.
Y precisamente a eso fuimos al Spicy, a experimentar esa fusión en nuestros paladares, que contamos como bien su nombre sugiere que sea por lo menos “ardiente”. Sabiendo que en Asia les gusta el picante. Has de tener claro que no vas a comer en los tiempos tradicionales de primero, segundo y postre. Sino que el chiste es ir a “tapear” con pinchos que no encuentras en Poble Sec.
Espacios para todos los gustos
Pero primero vamos a hablar de la primera impresión y del espacio en sí, que es parte de su atractivo. El Spicy es un lugar diferente. Lo sabes desde el momento que te sumerges en él y te recibe un muy instagrameable dragón de neón, que cumple como atípico photocall. Desde ahí sabes que lo que sigue a continuación no puede más que mejorar. Y una vez que accedes a su interior y te recibe una música noventera, con mucha actitud, y una decoración muy urbana y callejera. Queda claro que el alma de lugar respira influencias de street food asiático por cada rincón. Lámparas chinas por doquier, luces tenues, ornamentaciones asiáticas tradicionales y paredes con fotos antiguas intervenidas con picardía punk. Porque aunque muchos lo describen como “canalla” pero lo que realmente se respira es un buen rollo punk, en su justa medida.
Al recibirte y entrar, descubres a tu derecha la barra con un neón de buen tamaño con el nombre de la taberna. Oficialmente estamos en cualquier callejón asiático con comida callejera. Ya inmersos en el sitio encontramos tres espacios. Un comedor central en donde se comparte mesa con otros sujetos que no conoces (como sería si realmente estuvieras comiendo en la calle). Las barras pegadas a las paredes con taburetes, frente a la gráfica que las empapelan, también es un área con un rollo compartido -sobre barras sabemos todos cómo va el tema-. Y finalmente un reservado al final de un pasillo digno de la Yakuza, o para reuniones o grupos grandes.
Mencionar que es uno de esos lugares en donde la cocina está a la vista. Si eres de los que disfruta viendo cómo se hace la magia con la elaboración de cada plato, algo podrás ver.
Por último, contar que la expedición a los baños es una experiencia llena de erotismo. Y no os contamos más para que lo descubráis vosotros mismos.
Hora de comer, por fin
Y ahora ya sí, con el estómago predispuesto a probar cuantos más platos fueran posibles. Empezamos a pedir de su extensa oferta de opciones, entre entrantes, noodles y robatas. Esto fue lo que pedimos y así fueron llegando a nuestra mesa de forma aleatoria…
Debemos decir que creemos que con el Ebi Chili entraron por la puerta grande de nuestro estómago. Langostinos salteados en salsa chili, que ni te destruyen por dentro ni te dejan indiferente, la porción se te queda corta para el sabor que tienen. Apenas empezábamos con el primer plato cuando llegó el Paigu (se encuentra entre sus especialidades). Un costillar de cerdo rustido, muy sabroso, que se deshace en la boca. Como no podía ser de otra forma, aterrizaron unos Dumplings de cerdo muy ricos, de buen tamaño y bien servidos. Finalizamos el recorrido con el Spicy’s Curry (otro plato de su sección de especialidades), un pollo al curry que a pesar de estar muy bueno nos pasó desapercibido por la potencia de sabores de los anteriores platos que pedimos.
Nuestra cena fue acompañada con Gohan (arroz blanco) que ayudó, y mucho, para que los sabores no se nos entremezclaran de más, porque no hay que olvidar que cada “tapa” tiene su propia personalidad.
El servicio cierra el ciclo
Desde el momento en que llegamos el trato fue atento, cumplen con lo correcto y se esforzaron en solucionar cualquier situación que surgiera, porque en este oficio sabemos que siempre pueden pasar esas cosas y la clave está en saber resolverlo, más que evitarlo cuando ya no se puede. La atención en mesa cumple con el mood de la taberna en general: amigable, cortés y desenfadada. Realmente consiguen que te centres en lo que verdaderamente importa: la comida y la compañía.
Tapas orientales
La razón por la que se denominan una taberna oriental reside principalmente en la distribución del lugar, en ese aire de convivencia, y en su concepto de tapa en casi toda su carta. Han logrado dar una forma muy nuestra a unas platos muy lejanos a nosotros. Y ya no sólo acercándonos esa gastronomía sino que además con un espíritu más propio a nuestra cultura, en donde convierten el tapeo en un viaje gastronómico hacia tierras lejanas, sin necesidad de dejar de lado nuestras costumbres.
Barra de cócteles fusión
Detrás de su llamativa barra, llena de vasos, botellas y demás, propios de un espacio así se crean una diversidad discreta, pero suficiente, de cócteles en los que fusionan algunos de los cócteles más tradicionales con un toque asiático, para los menos atrevidos. Y para los que buscan la experiencia completa y nueva tienen unas opciones en donde combinan licores muy conocidos con los de tierras orientales.
Bien merece probar al menos uno.
Tipo de Restaurante: Asiático / Street Food
Precio: €€
Dónde: Calle Comte Borrell 41, Barcelona
Horario: Miércoles a Sábado – 20:00-00:00 hrs.
Teléfono: 93 750 55 11
Redes Sociales: Facebook / Instagram
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